El
presente trabajo lo dedico a dos mujeres maravillosas que me incentivaron a
hacer este camino, a Luz Matilde Lucero Cangas y María Luisa Pachuco Poveda
(+), desde su reflexión, desde su testimonio de vida, desde sus actos de
solidaridad y de encuentro, de sus visitas a los más olvidados de la sociedad y
de su familia, ellas realizaban esta noble actividad, visitando, acompañando,
conversando y desde su sencillez lograban dar una alegría a estas personas
solitarias que en esos tiempos se les decía despectivamente “viejos”.
Allí nace mi vocación de volcar toda mi energía
por la tercera edad y hoy reconocidos como Personas Adultas Mayores, con ellas
empezamos la conformación de la Asociación de la Tercera Edad San Antonio de
Quisapincha y luego al formar parte del Parlamento Gente, Sector Adulto Mayor,
del Gobierno Provincial de Tungurahua conformaron el Observatorio del Adulto
Mayor de Tungurahua para hacer cumplir el mandato Constitucional de los
Derechos de los Adultos Mayores.
Participaron activamente en la estructuración del Proyecto de Ley de los Derechos de los Adultos Mayores del Ecuador, acompañé sus sueños y esperanzas en el caminar por el territorio ecuatoriano, esa inyección de vida marcó mi compromiso y ahora queremos con estas líneas perennizar su presencia en el Universo.
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